Posteado por: admin | 14 agosto, 2012

Cosméticos y letra pequeña

Forever young, I wanna be forever young… Todos conocemos esta canción de los 80s, y como dice su letra, queremos parecer siempre jóvenes, guapos y saludables. La industria cosmética lo hace posible poniendo a nuestro alcance una enorme gama de productos de belleza que nos prometen todo tipo de milagros.

Sin embargo, los profesionales de salud nos ponen en alerta sobre los productos de belleza y nos instan a tener más cuidado con las fragancias que utilizamos, la máscara de pestañas que utilizamos en los ojos, la crema que ponemos en nuestra piel, o el champú con lo que nos lavamos el pelo. La mayoría de estos productos contienen sustancias químicas que pueden tener un impacto en nuestra salud, como reacciones alérgicas, cáncer o alteraciones hormonales.

La “letra grande” de las etiquetas nos promete una piel más joven, pelo brillante, larguísimas pestañas y una sonrisa irresistible. Pero en muchas ocasiones olvidamos de comprobar la “letra pequeña”, oculta en un pequeño rincón de la parte posterior del envase. Pero incluso si nos fijamos en los pequeños detalles, nos encontramos con un lenguaje desconocido para la mayoría de nosotros: ¿qué son por ejemplo, la 2-benzofenona, el benzoato de bencilo, los isophtalatos, o el lauril sulfato sódico? ¿Son peligrosos?

El Environmental Working Group (EWG) de los EE.UU. ha lanzado una base de datos que nos puede ayudar a identificar si los productos de cosmética y belleza que utilizamos son o no seguros. La base de datos permite la búsqueda por marcas y productos, pero también es posible ver para cada sustancia su grado de toxicidad es una escala de 1 (bajo riesgo) a 10 (muy alto riesgo).

Yo lo he probado y debo decir que me ha resultado muy interesante. Por ejemplo, utilizar cosméticos y perfumes de las marcas más famosas, tales como Chanel o Kenzo, no garantizan que estemos ante productos inocuos. Muy al contrario, pueden contener sustancias químicas que pueden llegar a ser prejudiciales si utilizamos el producto en exceso.

Por ejemplo, el EWG ha clasificado el Chanel n º 5 Eau de Toilette con 7 (riesgo elevado) debido a que contiene compuestos químicos que pueden ocasionar  alergias e inmunotoxicidad, alteraciones endocrinas y cambios a nivel bioquímico o celular.

Dale un vistazo a lo que contiene tu crema solar, mascara, gel de ducha, perfume y champú para darte cuenta de todos los químicos a los que estás expuesto en tu cuarto de baño. Compruébalo con base de datos de cosméticos (en inglés) www.ewg.org/skindeep

Posteado por: admin | 13 junio, 2012

La cocina radiante

Cocinar nunca ha sido tan rápido y sencillo como hoy en día. Tenemos a nuestra disposición alimentos precocinados, comida rápida, y snacks que nos permite comer rápidamente, pero poco saludable. También tenemos tecnologías de cocción rápida: 1 minuto en el microondas y listo; un par de minutos en las placas de inducción y ¡ya está preparada la pasta!

Cuando se trata de hablar de la comida rápida, todos estamos de acuerdo: sabemos que no es saludable. Sin embargo, aunque seas un buen cocinero y te guste comer sano, la cocina todavía puede reservarte desagradables y peligrosas sorpresas. ¿Y eso?

cocina placas inducción radiación tóxicos hogarBásicamente, tu cocina te está radiando. Por ejemplo, el horno de microondas emite gran cantidad de radiación cuando está en uso; debes mantenerte a distancia o incluso salir de la cocina mientras lo estás usando, especialmente las embarazadas. Los niños, cuyos cuerpos y cerebros están aún en desarrollo y son más vulnerables a factores ambientales externos, también deben mantenerse lejos. Los tejidos de los niños pueden llegar a la sobreexposición fácilmente, ya que sus cuerpos todavía están en desarrollo y están más expuestos a las radiaciones, lo cual puede tener graves consecuencias para la salud en la edad adulta.

Pueden afectar negativamente a nuestra salud, según confirman los últimos estudios científicos, así que más vale prevenir y tomar las precauciones necesarias.

Los peligros potenciales de la radiación de microondas no son nada nuevo. Pero un nuevo estudio nos muestra ahora que hay otro electrodoméstico en nuestra cocina que también puede ser radiante: las placas de inducción. Un laboratorio de investigación líder en Suiza, analizó varias placas de inducción, con la preocupante conclusión de que la mayoría de las mismas pueden superar los límites de radiación electromagnética establecidas en la UE durante su uso. Si estas cerca de las placas de la cocina, como obviamente estás mientras cocinas, te encuentras expuesto a altos niveles de radiación. Las placas cumplen con los límites de exposición mientras te encuentras a una distancia prudencial, pero no lo hacen cuando te encuentras demasiado cerca. Es mejor prevenir y mantener a tus hijos lejos, sobre todo porque hay otros peligros para ellos en la cocina.

Esto también es aplicable para ti mismo: es mejor mantener cierta distancia de las placas siempre que sea posible. La aplicación del principio de precaución no nos perjudica y, por supuesto, no tiene efectos secundarios.

Posteado por: admin | 5 junio, 2012

Comer sin pesticidas: ¿es posible?

Según una investigación de Greenpeace en Alemania, más del 80% de las frutas y 55% de las verduras contienen residuos de pesticidas. Sobre todo se ven afectadas frutas y hortalizas importadas de fuera de la UE.

Greenpeace Alemania analizó frutas y verduras tanto producidas en Alemania como importadas de todo el mundo. Los resultados son bastante preocupantes. En consecuencia se plantea la pregunta: ¿qué comer?
frutas, verduras, pesticidas, resíduos

El estudio revela, por ejemplo, que la pimienta, peras y uvas importadas de Turquía son productos de riesgo, con altas concentraciones de residuos de plaguicidas. Las muestras de frutas y verduras procedentes de India superaron en un 40% el nivel permitido de residuos de plaguicidas, y las de Tailandia en un 30%. Incluso las frutas y verduras importadas de los EE.UU. superaron las normas europeas entre un 12 y un 21%.

Sin embargo, aunque la legislación establece el nivel máximo de residuos, no tiene en cuenta los peligros derivados de la acumulación de varios plaguicidas en un mismo producto, aunque estén en niveles bajos. La acumulación de varias sustancias tóxicas en el cuerpo es especialmente perjudicial, y la mayoría de ellas permanecen en nuestros cuerpos por periodos muy largos, pudiendo ocasionar graves enfermedades e incluso cáncer. Por ejemplo, en las fresas belgas podemos encontrar acumulados hasta siete pesticidas diferentes. Y las grosellas alemanas pueden tener hasta diecisiete pesticidas diferentes.

Los productos ecológicos están mucho menos contaminados, ya que se cultivan sin utilizar pesticidas. Su nivel de residuos por lo general es muy bajo, y aunque no han sido tratados con pesticidas, pueden haber sido ligeramente contaminados por las aguas subterráneas o por el viento, desde los cultivos circundantes que sí utilizan estas sustancias. Sin embargo, son productos mucho más sanos y menos contaminados.

Así que nos preguntamos de nuevo, ¿qué comer? ¿Y cómo podemos protegernos?

Como ya se dijo, por ahora, los productos orgánicos siguen siendo la opción más segura. No obstante, son más caros debido a la menor producción y también al trabajo más extenso para cultivar los productos.

Greenpeace también recomienda mirar las etiquetas y el país de origen, evitando las verduras y frutas procedentes de países afectados. También se recomienda lavar las frutas y las verduras antes de consumirlas, y siempre que sea posible, pelarlas, ya que la mayoría de los residuos de pesticidas se encuentran en la cáscara.

Fuente: Greenpeace

Escrito por Nadia El Bennich

La obesidad y las enfermedades relacionadas con la dieta, como las enfermedades cardíacas, podrían convertirse en un reto importante en Europa y Asia Central. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura augura que en 2030 la obesidad será el principal problema de salud pública. En otras palabras: la población mundial  es cada vez más gorda. Nuestra comida nos enferma. Pero,  ¿es realmente sólo la comida responsable? Nuestra dieta empeoró notablemente en las últimas décadas. Tendemos a comer alimentos excesivamente ricos en calorías, especialmente entre las comidas, tales como patatas fritas, barras de chocolate o refrescos, que aumentan el riesgo de desarrollar obesidad.

Sin embargo, no solo las malas dietas son responsables de este problema de obesidad. Hay otros muchos factores que juegan un papel importante, como los hábitos de vida, los productos que utilizamos, la atención médica y la pobreza. Por otra parte, la investigación científica en los últimos años ha demostrado que no solo la dieta y la falta de ejercicio pueden explicar las crecientes tasas de obesidad y diabetes. Existen cada vez más evidencias científicas de que determinados productos químicos también juegan un papel en estas enfermedades.

Por ejemplo, un estudio reciente de la Universidad de Uppsala en Suecia encontró que niveles elevados de ftalatos aumentan el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los ftalatos se encuentran comúnmente en plásticos y cosméticos que utilizamos a diario. Según el estudio existe una relación entre los ftalatos y el riesgo de desarrollar diabetes en adultos. Incluso si estamos expuestos a pequeños niveles de ftalatos, el riesgo de diabetes puede duplicarse.

Una revisión científica de más de 240 trabajos publicados por CHEM Trust evidencia que los niveles de contaminantes químicos en nuestro cuerpo se relacionan con una mayor probabilidad de desarrollar obesidad y diabetes. Los ratones expuestos a dosis bajas de productos químicos en su alimentación, con hormonas o disruptores endocrinos, tienen descendientes que serán obesos al llegar a la edad adulta. Sin embargo, las madres que no fueron expuestas a la misma dieta y productos químicos, no tuvieron ese problema con su descendencia.

Por otra parte, el entorno en que vivimos también juega un papel. Por ejemplo, los espacios verdes cerca de nuestro hogar también influyen en la aparición de obesidad y diabetes. Estudios publicados en la revista American Journal of Preventive Medicine concluyen que los niños que viven en un barrio con todas comodidades y equipamientos tienen la mitad de riesgo de ser obesos que los niños que viven en un barrio sin dichas características.

Los profesionales sanitarios ya han dado la señal de alarma: la obesidad aumentará en los próximos años si no se toman medidas. ¿Qué podemos hacer? Políticos, profesionales de la salud, y científicos y han debatido durante años sobre cómo mejorar la información sobre las dietas y como evitar que se desarrolle la obesidad. La prevención en el mundo occidental va desde mejores campañas de información a la introducción de «fat tax» o “impuesto para obesos”.

Algunos grupos de investigación de la salud creen que el «fat tax», una medida similar a los impuestos para el tabaco y el alcohol, podría fomentar la alimentación saludable y hacer que la gente reflexione acerca de su dieta. Dinamarca es uno de los primeros países del mundo que ha introducido dicho impuesto, grabando la comida que contiene grasas saturadas, responsables de elevar el colesterol y del desarrollo de obesidad.

Sin embargo, el debate está demasiado centrado en las dietas, dejando de lado los peligros planteados por los productos químicos en la comida. Todos estamos expuestos a este peligro invisible y ni siquiera sabemos dónde y cómo se produce la exposición. Por lo tanto, es más difícil protegerse de la exposición a químicos que de la dieta poco saludable. Podemos decidir comer más sano y evitar los alimentos grasos, porque conocemos qué alimentos son más ricos en grasas y calorías. Pero cuando se trata de evitar la exposición a productos químicos, todos estamos indefensos. No tenemos ni idea qué alimentos contienen disruptores hormonales que pueden provocar obesidad.

La educación, la asistencia y la regulación del contenido en sal en los alimentos son importantes. Pero no debemos olvidarnos de regular mejor el contenido en productos químicos en los alimentos, ya que es igualmente importante para prevenir la obesidad. Debemos actuar ahora o tendremos una crisis de obesidad dentro de dos décadas.

Posteado por: admin | 12 abril, 2012

Ropa sucia y contaminación

Día de colada: Llenas la lavadora con tu ropa sucia, pones el detergente y le das al botón de encendido. ¿Pero sabías que puedes estar contaminando el agua?

Al abrir tu armario puedes descubrir que no hay un lugar más internacional en tu casa que el lugar donde guardas tu ropa: zapatos hechos en Vietnam, pantalones de Turquía, camisetas procedentes de China, jerséis de Sri Lanka… La industria de la moda no tiene fronteras. Incluso las grandes marcas de moda producen al otro lado del mundo e importan la ropa a Europa y el resto del mundo.

ropa tóxicos disruptores endocrinosSin embargo, las investigaciones de Greenpeace han encontrado que estas prendas, a menudo importadas de Asia, pueden contaminar el agua cuando las lavamos. Al lavar la ropa, residuos de peligrosos productos químicos se liberan directamente al agua. Esto puede ocurrir en cualquier lugar, independientemente de la legislación vigente. Las sustancias tóxicas van a parar a ríos, lagos y mares, donde se convierten en sustancias aún más tóxicas y en perturbadores hormonales.

Estos disruptores endocrinos pueden afectar seriamente a nuestra salud; incluso pueden afectar a los bebes antes de nacer en el vientre de materno. Los estudios científicos revelaron que estos disruptores hormonales están relacionados con varios tipos de cáncer, problemas de fertilidad y trastornos neurológicos.

Según Greenpeace varias conocidas marcas de moda producen ropa que libera sustancias tóxicas al lavarse: Por ejemplo, los productos de Converse fabricados en Vietnam que se venden actualmente en España; ropa de Calvin Klein producida en Sri Lanka y que se vende en Suiza; ropa y artículos de Ralph Lauren hechos en Filipinas que se vende en Italia; también algunas de las prendas de H & M fabricados en China han dado positivo a estos elementos tóxicos.

La ropa sucia nos intoxica, pero de una manera diferente de espera. Esta investigación revela que las grandes marcas de moda no son garantía de prendas libres de tóxicos.

Posteado por: admin | 27 marzo, 2012

No sólo la manzana de Blancanieves es toxica…

“Una manzana al día mantiene al médico alejado”, es lo que dice un popular refrán inglés que proviene de la antigua Roma. De hecho, los romanos creían que las manzanas tenían poderes mágicos para curar enfermedades. Por otra parte, las manzanas también tienen un significado religioso y místico en la historia. ¿Qué hacemos ahora en el siglo 21, cuando sabemos que la manzana es una de las frutas que contiene más residuos de plaguicidas?

manzanas y pesticidasLa intensificación de la agricultura, con un aumento del uso de plaguicidas, así como la industrialización de la producción de alimentos, el uso de aditivos y conservantes y los rápidos cambios en la ciencia y la tecnología, han tenido un impacto en los alimentos que consumimos hoy en día.

La organización PAN UK indicaba en un estudio de 2007 que en los resultados del control de residuos más del 60% de las manzanas tenían residuos detectables, y un 2% tenían residuos por encima del límite legal. Los plaguicidas detectados con mayor frecuencia pertenecían al grupo del benomilo (20%) o clorpirifos (16%) y difenilamina (15%).

Desde entonces, La UE ha reforzado su legislación para reducir los residuos de plaguicidas en alimentos y limitar el uso de pesticidas dentro de la UE. Los niveles máximos de residuos en alimentos fueron establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria EFSA en 2009. Las uvas de mesa (2,8%), seguidas de los pimientos (1,8%), berenjenas (1,7%), guisantes (1,0%), trigo (0,8%), mantequilla (0,6%), coliflor (0,5%), plátanos (0,4%) y huevos de gallina (0,2%) son los alimentos que tiene el mayor porcentaje de muestras que exceden los niveles de residuos permitidos.

Pero la seguridad alimentaria no conoce fronteras. Todavía existen plaguicidas que pueden ser dañinos, incluso a niveles muy bajos.

¿Tenemos que preocuparnos de todo lo que llega a nuestros platos?
Un estudio realizado por la Comisión Europea en 2010 indica que 3 de cada 10 europeos consideran los residuos de pesticidas en la comida como una preocupación importante. Esta preocupación es especialmente relevante en Grecia (el 91% de los encuestados estaban preocupados), en Lituania (88%), Italia (85%), Luxemburgo (85%), Bulgaria (84%), Hungría (84%) y Francia (80%). Algo tiene que cambiar a este respecto. La UE sigue trabajando en el tema y establece el nivel máximo de residuos, pero incluso a dosis bajas los residuos pueden ser perjudiciales.

‘5 al día’
No olvidemos el hecho de que comer 5 piezas de fruta y verduras al día es imprescindible para mantener la salud y tener una correcta alimentación. Puede que contengan pequeñas cantidades de pesticidas, pero no exceden los límites establecidos por la UE. Lavar y pelar, así como consumir comida orgánica, son las opciones que tenemos para conseguir mantener un bajo nivel de plaguicidas en nuestro organismo.

Por Nadia El Bennich

Posteado por: admin | 22 marzo, 2012

Pero ¿qué estás comiendo?

Imaginaros que os coméis unas deliciosas fresas. Suena bien ¿verdad? Pues ahora imaginaros que os estáis comiendo unas fresas artificiales, es decir, fresas que son de todo menos fresas. Creo que ya no suena tan bien. ¿Qué sentido tendría comerse una fruta sin sus beneficios? La reespuesta es obvia.

Ya no basta con adoptar unas costumbres y unos hábitos de vida saludables, ahora hay que saber elegir bien los productos que consumimos. Porque, nos guste o no, estamos rodeados de pesticidas.  Y ¿cómo elegir un producto entre miles de ellos que contienen agroquímicos? Puede parecer difícil, pero no lo es tanto. La opción más recomendable es optar por productos orgánicos. Y aquí podemos tomar dos vías: bien adquirir de forma orgánica los productos que mayor contenido de pesticidas tengan, o bien, si lo preferimos, comprar todos de origen orgánico.

Aquí tenéis una lista de las frutas y verduras que tienen altos niveles de pesticidas y las que tienen niveles más bajos. Os resultará interesante saber que frutas que se consumen en abundancia son las que tienen mayores niveles de estos agentes tóxicos.

Tanto si compramos todos los alimentos de origen biológico como si adquirimos solo los más afectados por estos plaguicidas, ya estaremos tomando medidas significativas sobre nuestros hábitos: qué comemos exactamente.

Desde luego, ya que tenemos que gastarnos el dinero en cuidarnos, qué mejor que adquirir los productos más sanos, con más beneficios y los que están en mejor estado. Si no lo hacemos con lo más importante ¿con qué vamos a hacerlo?

Y lo mismo sucede con la mayoría de las comidas preparadas, los alimentos con grasas trans o hidrogenadas, refinados, la cosmética y un largo etcétera de productos que contienen agentes químicos que pueden afectarnos. Pero esto lo vamos a dejar para el siguiente post.

El primer paso cuando vayáis a hacer la compra es recordar la frase del poeta romano Juvenal  que dice: Mens sana in corpore sano. El segundo paso es preguntaros cómo vais a construir una mente y un cuerpo sano. El tercer paso ya lo sabéis. Tenéis la opción de elegir. Hacedlo bien.

Por Marina Navas

Posteado por: admin | 15 marzo, 2012

Aplicaciones móviles que miden radiaciones

A nosotros, y como al resto de los mortales, nos encanta la tecnología. Por suerte hemos nacido en una sociedad que siempre avanza a pasos de gigante, en lo que a cuestiones tecnológicas se refiere. Y además, en una sociedad que no teme investigar y compartir el conocimiento. Solo que a veces el conocimiento, los estudios y la investigación no siempre nos cuentan los avances, sino también los retrocesos, o lo que no nos gustaría oír.

Y volviendo a la primera línea de este post, repetimos: nos encanta la tecnología, pero esta viene con un manual de instrucciones, y nosotros, los humanos, venimos con otro manual muy distinto. Lo importante es unir los dos manuales y sacar algo provechoso de ellos. En este caso, pongamos el ejemplo de internet. ¿Podríamos decir que es una conjunción entre la tecnología y nosotros? Sí, de hecho, es una de las cosas que más nos ha unido y nos une. Pero también la que más nos separa, debido a la intoxicación del uso que hacemos de ella . En el post que publicó la semana pasada Escuela sin wifi en su blog, podréis leer acerca de la intoxicación tecnológica a la que nos referimos.

Y es que, aunque no lo parezca, esto es algo muy serio. Analicemos la situación: aparece internet, cada vez lo usamos más, cada vez nos distanciamos más, lo tenemos en nuestra vida personal y además, en nuestra vida laboral. ¿Resultados? Desgaste, estrés tecnológico, físico e intoxicación. Y esto puede ocasionar dolores de cabeza, sensación de agotamiento, fatigas…Podemos pensar que es algo normal o que está relacionado con nuestra presión diaria, pero a veces descartamos opciones más sencillas. Como por ejemplo:¿cuántas horas pasamos pegado al ordenador? ¿Y cuántas de esas horas pegados al teléfono o red wifi? Estar recibiendo tanto rato una “sencilla” radiación emitida por el wifi no debe ser muy sano.  Y como todos los excesos en esta vida, al final acabamos pagándolo.  A veces muy caro.

Nuestra recomendación es que seáis honestos con vosotros mismos, y que saquéis vuestras propias conclusiones .

Pero volvamos a la primera línea de este post: como nos encanta la tecnología y hemos dicho que también nos ayuda a evolucionar, hemos encontrado unas aplicaciones móviles muy curiosas y divertidas que miden la fuerza de las radiaciones y campos electromagnéticos. Algunas de ellas son «Tawkon«, «Campo Scanner Pro« y «MagnetOMeter Detector Metales«.

Son para móviles android, aunque existen aplicaciones similares para móviles iPhone. Seguro que os resultarán muy interesantes para activarlas, por ejemplo, cuando estáis usando una conexión por cable, o con la red wifi. ¡A ver qué resultado os sale! Estas que os ponemos, la encontraréis en el google play, o el que hace días dejó de llamarse android market.

Ya nos contaréis. Eso sí, usad el móvil con moderación.

 

Por Marina Navas

Posteado por: admin | 27 febrero, 2012

Causa de muerte: trabajo tóxico

Cada mañana te levantas, vas al lugar donde pasas la mayor parte del día, durante muchos años de tu vida: tu lugar de trabajo. Esto parece algo normal en la vida de una persona, nunca te hubieras imaginado que tu trabajo podría perjudicar tu salud. Sin embargo, para algunas personas, el tiempo que pasan en su lugar de trabajo supone un peligro mortal. Además no eran conscientes del peligro que éste suponía para su salud. La exposición a gases tóxicos, pesticidas y la contaminación interior es invisible y sus efectos sólo son patentes varios años más tarde.

Los productos químicos cancerígenos pueden estar escondidos en paredes y suelos, con polvos tóxicos que se liberan en el aire y que los trabajadores respiran durante todo el día. No es necesario trabajar en contacto directo con sustancias químicas o productos tóxicos para estar expuesto a riesgo. Como consecuencia, muchos trabajadores han muerto de cáncer y otras enfermedades.

¿Quién tiene la culpa? ¿Se puede realmente inculpar a una empresa por eso?

Eso es exactamente lo que varios ex trabajadores de la gran empresa de asbesto Eternit han hecho. Casale Monferrato, una pequeña ciudad en la región del Piamonte en el norte de Italia, donde se ha producido amianto durante décadas. Con su litigio con Eternit Génova, Casale Monferrato se ha convertido en referencia de las consecuencias para la salud del amianto.

Tras un juicio de tres años, el veredicto se conoció en febrero de 2012: dos empresarios, el suizo Stephan Schmidheiny, ex propietario de la empresa de construcción Eternit, y el belga Jean-Louis de Cartier de Marchienne, accionista, fueron declarados culpables por homicidio involuntario y por falta de normas de seguridad en el lugar de trabajo, lo que causó la intoxicación por amianto y la muerte de miles de personas en Casale y otros lugares.

Los trabajadores de Eternit no se protegieron adecuadamente de los materiales peligrosos ya que no había normas de seguridad apropiadas en el lugar de trabajo. Respiraban todo el tiempo un polvo tóxico y volvían a casa por la noche con sus ropas impregnadas de tóxicos. El amianto se utilizaba en la construcción de techos o paredes de casas, exponiendo así a más gente al toxico. Varios ex trabajadores y sus familias han desarrollado asbestosis, enfermedad inflamatoria  crónica que mata por asfixia, o murieron a causa de un cáncer del pulmón y mesotelioma.

Recientemente, en otro juicio, se declaró a una gran empresa responsable por envenenamiento. El tribunal francés de Lyon declaró culpable a la compañía estadounidense de biotecnología y de pesticidas Monsanto, por el envenenamiento del agricultor de cereales Paul François. El agricultor, de la región de Charente en el suroeste de Francia, se quejó de mareos, dolores de cabeza y otros problemas de salud como consecuencia de la inhalación de un poderoso herbicida en el año 2004, producido por Monsanto.

Los resultados de estos juicios tienen carácter histórico. Sin embargo, esto supone poco consuelo para las víctimas y no resucitará a los muertos, pero puede contribuir a mejorar la prevención y medidas cautelares. Un lugar de trabajo saludable y seguro es un derecho fundamental para todas las personas.

Por Nadia El Bennich

Posteado por: admin | 23 febrero, 2012

Hogar, dulce pero tóxico hogar

En las últimas semanas he leído algunos artículos sobre cómo los productos químicos pueden afectar a nuestro sistema endocrino. En primer lugar pensé en las personas que trabajan en un entorno donde están continuamente expuestos a tóxicos. «Estamos protegidos, ya que nuestros productos son controlados antes de su puesta en el mercado», es lo que he supuesto hasta ahora. Sin embargo, después una mirada más atenta a diferentes informes e investigaciones en la web, descubrí que en realidad todos estamos igualmente expuestos a estos disruptores endocrinos. ¿Qué son en realidad estos disruptores endocrinos, que ni siquiera se pueden ver ni oler?

Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que interfieren directamente con el sistema endocrino de nuestro cuerpo y pueden dañar seriamente nuestra salud. Envían señales erróneas tanto al cerebro como al resto del cuerpo, y como consecuencia se interrumpe la comunicación hormonal. Estas alteraciones pueden tener graves consecuencias: tumores cancerosos, malformaciones, alteraciones del comportamiento, de la función cerebral, de fertilidad y reproducción, alteraciones del sistema inmunológico y nervioso.

Lo más sorprendente es que puedes encontrar estos tóxicos por todas partes en el interior de tu casa. Es una curiosa ironía que se encuentren precisamente en todos esos productos que deberían darnos una mejor calidad de vida.

Vamos a empezar con el cuarto de baño: los cosméticos que te hacen guapo/a, la crema para prevenir las arrugas, tu champú hidratante y tu gel de baño perfumado. Dichos cosméticos pueden contener alguno de estos elementos químicos potencialmente peligrosos que pueden afectar a tu cuerpo. Vamos a la cocina: detergente, productos de limpieza del hogar, envases plásticos, electrodomésticos e incluso el biberón no son 100% seguros. ¿Y qué pasa con el salón, el dormitorio o la habitación de los niños? ¿Son habitaciones seguras o no? Bueno, no lo son realmente.

Aquí también podrías encontrar sustancias químicas: en el sofá, en los muebles, en las plantas, en las pinturas y en los juguetes con los que juegan tus niños. Esta polución interior es consecuencia directa de la mezcla de diferentes sustancias químicas. Hay también otros factores, como la exposición a campos electromagnéticos a través de móviles y WIFI. En suma, todos estos factores hacen que tu casa sea una fábrica toxica en todos los sitios. Entonces, ¿que te parecería desayunar con el aire fresco de la mañana del jardín? Pues aquí también hay sustancias química nocivas: los tóxicos están en el agua y en los productos que usamos para la jardinería.

El reto más grande es que no podemos conocer qué productos son seguros cuáles no. Aunque el control de calidad en la UE es muy estricto y ha sido reforzado con la normativa REACH, que regula, evalúa y autoriza las sustancias químicas en la UE, no hay garantía de la seguridad total de todos los productos. Muchas empresas ya han reemplazado en sus procesos de fabricación las sustancias sospechosas de actuar como disruptores endocrinos. Sin embargo, todavía existen numerosos productos en la UE, así como los que se importan del resto del mundo, que a pesar de los controles de calidad pueden tener elementos peligrosos que son indetectables. Es necesario investigar mucho más sobre el tema. Los científicos de todo el mundo ya han dado la señal de alarma, subrayando que los químicos causan un impacto grave sobre nuestra salud. Por ejemplo, cada día hay más casos de cáncer de mama en las mujeres, alteraciones de la fertilidad en los hombres y malformaciones por causa de los disruptores endocrinos. También pueden afectar al sistema nervioso causando  problemas neurológicos tales como déficit de atención y dificultades de aprendizaje. Las mujeres embarazadas, por ejemplo, absorben estos disruptores hormonales en sus cuerpos y los transmiten a sus hijos no nacidos. Aunque los efectos no se vean inmediatamente, el niño puede tener puede haber alterado su salud de forma irreversible.

La fauna silvestre también se ha visto afectada. En zonas contaminadas se observó que los mamíferos masculinos, como las focas, se han feminizado, ocasionando problemas de fertilidad y malformaciones graves.

En conclusión, necesitamos más regulación y control sobre nuestros productos. Los  químicos peligrosos deberían ser sustituidos por otros más seguros. Esto no solamente requiere más investigación y voluntad política, sino también la voluntad de la industria que debería garantizar la calidad en sus productos para no se deteriore nuestra salud.

 

Nadia El Bennich

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